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13 mayo 2011

Retama y Naturex abandonan el comité de gestión de la Bandera Azul para la playa Costa Dulce


Cuando esta nota se haya publicado, el Ayuntamiento, en quien ha recaído la tarea de gestionar la Bandera Azul 2010, también habrá recibido un documento con la decisión tomada por los grupos ecologistas de abandonar el Comité de Gestión de la Playa Costa Dulce.

Lógicamente los destinatarios de estas notas informativas querrán saber qué razones tan poderosas pueden llevar a abandonar  un proyecto que puede llegar a ilusionar a cualquier ecologista. Y es cierto que no ha sido fácil  adoptar esta postura. Tras  prolongados debates y reflexiones internas sobre la conveniencia de mantener nuestras Asociaciones  en este proyecto de educación ambiental hemos llegado  a la conclusión de desvincularnos del mismo.  No permanecer más.  No podemos estar en un Comité donde al principal interesado, el equipo de gobierno, le falta convencimiento y  donde las asociaciones ecologistas sean la mera justificación de que todo se hace correctamente, cuando no es así. 

Cuando iniciamos la andadura de la Bandera Azul, acogimos  dicho proyecto con gran ilusión por que su filosofía sintonizaba con nuestras inquietudes  ambientales  y por que se nos dotaba además,  de las herramientas necesarias para producir una transformación en las formas de entender el disfrute y la explotación de los recursos naturales de una forma responsable. Comprendimos que era un galardón, un premio “a”, un reconocimiento a algo que quizás tampoco merecía Orellana por que no se había trabajado en algo que se nos suponía,  “la educación ambiental”.  Así y todo, recibimos  la noticia de la concesión de la Bandera Azul con el mismo entusiasmo que cualquier ciudadano,  conscientes de que  el simple hecho de tal reconocimiento traería un cambio en el “chip” de nuestros gobernantes y por ende  de nuestros conciudadanos. Nada mas lejos de la realidad, en este corto recorrido hacia la reválida del galardón, el Gobierno Local no solo ha dado muestras de su incompetencia para gestionar  la Bandera Azul, sino que emprendió actuaciones en su política medioambiental tan reprobables  para los colectivos ecologistas como poco coherentes para con las exigencias de la propia Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC), la máxima autoridad a nivel nacional.

Por citar algunas, y ciñéndonos a la carta de criterios Bandera Azul, no se cumplió: el punto 5 relativo a la realización de las cinco actividades de información ambiental y de educación ambiental, si bien se aprovecharon talleres  o cursos realizados por la Universidad Popular  para reconvertirlos en actividades, otras sencillamente no se llevaron a cabo o no consta.
El punto 7 donde se habla de las aguas residuales,  no se puede constatar que las aguas sucias de todo complejo turístico del Cerro de las Herrerías estén siendo conducidas hasta las Depuradora.
El punto 11 sugiere la constitución del Comité de Gestión de Playa, órgano capaz de conducir el proyecto en la dirección adecuada, de planificar y contactar a todos los sectores  implicados. Al día de hoy solo ha conseguido dimisiones de  representantes.
El punto 14 y 15 tiene que ver con las basuras,  papeleras, reciclaje, mantenimiento  de la limpieza. Se tuvo que haber empezado colocando papeleras compartimentadas y contenedores para los tres tipos de residuos reciclables, que es lo que se aconsejaba, no se hizo. La masificación complicó el servicio de limpieza y ocupó a los operarios del Ayuntamiento hasta el punto de desatender las tareas diarias  en la localidad.
El punto 17 hace referencia al uso de motores en la zona destinada a los bañistas, incompatible en presencia de la bandera, aún así y pese a la oportunidad ejemplarizante de adquirir el equipamiento de la playa menos contaminante, el Equipo de Gobierno,  sin contar con el Comité de Playa adquiere una barca que podría haber sido con motor eléctrico.
El punto 19 pone en flagrante evidencia a un gobierno local que desoye resoluciones de la C.H.G. en cuanto a la retirada de estructuras peligrosas cercanas a la zona de baño y no tiene en cuenta las recomendaciones de los colectivos en  proyectos que producirán gran impacto en el entorno como los bungalows del Camping.
El punto 20 que fomenta el uso del trasporte público u otros medios alternativos como la bicicleta es obviado sistemáticamente por una política basada en el cobro de una tasa al mayor número de vehículos posibles por aparcamiento dentro del recinto de la Playa y que prevé invertir 20000€ para el acondicionamiento de más plazas de aparcamientos.

El punto 23  que supuestamente garantiza la seguridad  de los bañistas y la integridad de un espacio libre de conflictos,  es el más vulnerado por cuanto la ausencia de la zona de seguridad de los 100 ó 200 metros de la línea de balizamiento de la zona de baño permite la convivencia de bañistas con todo tipo de embarcaciones a motor, incluidas motos acuáticas, propiciando un continuo clima de tensión. Asimismo, en la playa propiamente dicha, no se aplica el protocolo que se contempla en el reglamento que obliga al arriado de la bandera por la realización de actividades o eventos incompatibles en la zona de baño, que están claramente tipificados en la carta de criterio de bandera azul y de los cuales se está obligado a informar a la ADEAC,  incluso fuera de los meses de  campaña.

Estos son solo algunos de los imperativos que no se pueden eludir, lógicamente se podrían hacer más matizaciones pero sería abundar en cuestiones que se tienen que cumplir sí o sí. Lo sorprendente es que contándose con la Guía de Criterios Bandera Azul,  que solo requiere ser leída, se obvien aspectos esenciales. Ya dice la Fundación para la Educación Ambiental (FEE) que lo recomendable es que se cumplan todos los requisitos por que desde el momento que nos da el distintivo la zona está expuesta a la valoración del visitante. Por así decirlo, es un examen en tiempo real donde al ciudadano se le da información suficiente para que pueda valorar el grado de cumplimiento. Y recordemos que la FEE tiene dispuesto la retirada de la bandera en caso del incumplimiento de los criterios exigidos. Textualmente:  La FEE se reserva, además, el derecho de rehusar y/o retirar la bandera Azul de una playa cuando los operadores o autoridades locales de la playa sean responsables de transgredir la normativa ambiental nacional, o bien, actúen en desacuerdo con los objetivos y el espíritu de la Campaña Bandera Azul”. Y aquí recordamos la respuesta municipal que en un comité se nos dio cuando comentamos algunos incumplimientos: “¿…y quién va a denunciarlo?”, como si la preocupación no fuese cumplir con los criterios, sino que alguien denuncie los incumplimientos.

         Si repasáramos la política Ambiental del Equipo de Gobierno, desarrollada en estos cuatro años, nos daríamos cuenta de que no han hecho nada para merecer tal Galardón, que insistimos “les ha caído del cielo”, y que lo único que tienen que hacer es mantener unos mínimos aceptables y creérselo.  El Medio Ambiente les ha traído al fresco. No solo no han destinado partidas presupuestarias para realizar alguna actividad digna de mención, sino que el Medio Ambiente ha sido tratado como un inconveniente, como impedimento, como un “impertinente estudio de impacto” a otros proyectos desarrollistas del Ayuntamiento. No hay más que mencionar el proyecto de Regadíos de la Zona Centro, desprovisto inicialmente del preceptivo estudio de impacto ambiental. Tampoco acertaron con la dotación presupuestaria del PLAN E destinado a proyectos de sostenibilidad. Qué decir de la política hormigonizante  y abandono de zonas verdes por mucho que quieran justificarse contando el número de árboles sembrados. La   escasa dotación de contenedores de selección de residuos y respuesta del ciudadano al reciclaje, llegando a contratar containers para las basuras del mercadillo que posteriormente son incineradas. Y cómo comprender que se dejen de hacer cosas prioritarias en la zona Bandera Azul y se destine ese dinero en preparar más aparcamientos, lo contrario de lo que se les aconseja. Y Todo esto siendo municipio integrado en la "ZIR Embalse de Orellana y Sierra de Pela”

         Dicho todo lo anterior, y valorando nuestra propia idiosincrasia, la de los orellanenses,  nuestra forma de hacer las cosas, nuestra particular rebeldía hacia los rigores medioambientales, ¿no nos vendría mejor gestionar todo desde nosotros mismos  sin galardones ni requerimientos exteriores, hasta que realmente nos sincronicemos con los valores promulgados por la bandera azul? Al fin y a la postre tenemos la calidad del agua y tenemos el enclave que actúan como atractivos de por sí. Aparte de toda la publicidad de la pasada campaña.

¿O soportaríamos  la corrección que nos exige la banderita azul para no poder hacer todo aquello a lo que estamos acostumbrados en el enclave que ocupa? A saber, esos botellones, esas fiestas Dj´s  o “calambuqueo” hasta altas horas; toda esa fiesta con cohetes incluidos, que acompaña a las procesiones de la Virgen del Carmen y San Cristóbal sin arriado de bandera; esas portentosas evoluciones  de motoras; los vaciles de los deportistas de motos acuáticas; “las pasadas” de quads  y coches discotecas. Toda la puesta en escena del “todo vale” que nos permitimos el primer año de bandera.

Y que nadie se equivoque…¡ Ojalá  se cumplieran, además de los requisitos que se piden, el resto de condiciones que la ADEAC espera de cualquier aspirante al Galardón!. Entonces no tendríamos que escribir esta nota. Pero desgraciadamente  hay que empezar por un cambio de mentalidad que solo puede venir por la vía de la educación, entonces podremos crecer  sostenida y sosteniblemente y aspirar a más. Mientras tanto hemos de ser honestos y trabajar en la dirección correcta sin el riesgo de que se nos retire el Galardón, la Bandera Azul. Por lo que, al igual que expusimos al Comité de Gestión de Bandera Azul, nuestra propuesta sigue siendo ir a una marcha más lenta y  acoplarnos al proyecto cuando tengamos un espacio perfectamente estructurado y acondicionado, y haya esa disposición real a desarrollar los valores que se preconizan,  que han de servir para educar y educarnos. En definitiva gestionar la Bandera Azul  sin necesidad de estar desbordados por un turismo que es el que siempre hemos tenido,  solo que redimensionado por la publicidad desplegada por los medios de comunicación.

Hasta que eso ocurra lo más sensato por nuestra parte es abandonar  ese Comité de Gestión. Y asumimos esta decisión conscientes de que si se opta por el desarrollismo se perderá la oportunidad de emprender un proyecto de gran trascendencia para Orellana que puede ir más allá de lo que conocemos como turismo de  la Costa Dulce. Nuestra meta como Ayuntamiento no debiera limitarse solamente a gestionar el turismo que tenemos, bajo los estándares de la bandera azul, sino también un turismo de calidad relacionado con los valores naturales del Espacio Protegido donde nos encontramos,   la ZIR “Embalse de Orellana y Sierra de Pela” que logre introducirnos en los circuitos de los tour operadores. 

Y a todos quienes quieran consultar esa Guía de Criterios de Bandera Azul, y quieran tener una referencia para contrastar lo que ahí se dice y lo que en la Costa Dulce se hace aquí tienen el enlace a la Guía de Criterios 2011 http://www.adeac.es/documentos/2011/guia_int_playas_2011.pdf